Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham: Diferencias Filosóficas Clave

Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham: Un Contraste Filosófico

Tomás de Aquino y Guillermo de Ockham, aunque ambos pertenecen a la escolástica medieval y comparten influencia aristotélica, presentan diferencias fundamentales en varios temas clave.

Metafísica

Tomás desarrolla la distinción entre esencia y acto de ser, siendo este último el principio que actualiza la esencia y permite la existencia. Dios es identificado como el «Acto Puro de Ser», en quien esencia y existencia son idénticas. Ockham, en cambio, rechaza esta distinción y simplifica la metafísica, sosteniendo que no es necesario diferenciar entre esencia y existencia en los seres creados, ya que el ser es una categoría unitaria que no requiere explicaciones adicionales.

Epistemología

Tomás sostiene que el conocimiento humano comienza con los sentidos y que las formas inteligibles universales se extraen mediante un proceso de abstracción. Para Ockham, el conocimiento universal es simplemente una construcción mental, ya que los universales no tienen existencia real fuera de la mente; esta posición es conocida como nominalismo, en oposición al realismo moderado de Tomás.

Teología

Tomás defiende que la razón y la fe son complementarias: la razón puede demostrar verdades fundamentales como la existencia de Dios, mientras que la fe abarca verdades reveladas que trascienden la razón. Ockham subraya la separación entre razón y fe, argumentando que las verdades teológicas son objeto de fe y no pueden ser demostradas por la razón.

Ética

Tomás se basa en la ley natural, según la cual las acciones humanas deben alinearse con el orden racional establecido por Dios, que puede ser conocido a través de la razón. Ockham, por su parte, pone énfasis en la omnipotencia divina y el voluntarismo, según el cual lo bueno depende exclusivamente de la voluntad de Dios, quien podría haber dispuesto leyes morales distintas.

Política

Tomás defiende que la autoridad tiene origen divino, pero está mediada por la razón y debe orientarse hacia el bien común, mientras que Ockham se enfoca en la libertad individual, rechazando el centralismo papal y promoviendo la autonomía política frente a la Iglesia. En conclusión, Tomás representa un sistema filosófico y teológico armonioso que busca integrar razón, fe y metafísica, mientras que Ockham propone un enfoque más crítico y simplificado, dando prioridad a la individualidad, el nominalismo y la voluntad divina.

Las Cinco Vías de Tomás de Aquino

Primera vía: del movimiento. Parte de la observación de que todo lo que se mueve es movido por otro. Aplicando el principio de causalidad, concluye que no es posible remontarse indefinidamente en la serie de motores. Así, debe existir un «Primer Motor Inmóvil» que no sea movido por otro, identificado como Dios.

Segunda vía: de la causalidad. En el mundo sensible, ninguna cosa es causa de sí misma. No es posible una cadena infinita de causas, por lo que debe haber una «Causa Incausada» que explique todas las demás, identificada como Dios.

Tercera vía: de la contingencia. Los seres contingentes existen, pero no tienen la necesidad de hacerlo, ya que podrían no existir. Sin embargo, si todo fuera contingente, no habría nada. Por lo tanto, debe existir un «Ser Necesario por Sí», que fundamenta la existencia de los demás seres.

Cuarta vía: de los grados de perfección. En el mundo natural hay diferentes grados de cualidades como bondad o perfección. La existencia de estas cualidades implica la referencia a un ser que las posea en grado máximo, es decir, un «Ser Perfecto en Grado Sumo», identificado como Dios.

Quinta vía: del orden del mundo. El orden que observamos en el universo, incluso en los seres inanimados, indica la existencia de una «Inteligencia Ordenadora» que ha dispuesto este orden de forma intencional.

El Bien Común según Tomás de Aquino

La sociedad es un grupo de personas que se debe al bien común, cada uno presta y recibe ayuda. Todos colaboran en este fin común, denominada bien común. El fin del estado es: lograr las condiciones necesarias para que el ser humano logre su mayor desarrollo. Son paz, bienestar material y valores.

La paz ha de ser interna/externa e individual o social, es concebida cono concordia, no es obligada ni es fruto de la represión o temor. Fruto de la voluntad espontánea de las personas que persiguen un bien común. Sin paz se pierde el equilibrio personal y social y quedamos a merced de la violencia social.

El bienestar material es indispensable por razones biológicas y psicológicas, pero lo que se necesita no es tanto un conjunto de recursos como la justa participación de todos los ciudadanos.

Los valores son aquellas cualidades gracias a las cuales existen acciones buenas. El fin último para Tomás es sobrenatural. El estado debe favorecer las buenas acciones de sus súbditos, ayudando a la Iglesia en su misión. No es partidario del absolutismo eclesiástico, sino de su intervención indirecta.

Las Pruebas de la Existencia de Dios según Tomás de Aquino

Tomás de Aquino clasifica las pruebas de la existencia de Dios en dos tipos: a priori y a posteriori. Las pruebas a priori, como el argumento ontológico de Anselmo, no parten de hechos observables, sino del contenido de la idea de Dios. Sin embargo, Tomás se centra en las pruebas a posteriori, que parten de hechos constatables y aplican el principio de causalidad para remontarse a la existencia de un ser supremo. Afirma que la existencia de Dios no es evidente por sí misma para el ser humano, por lo que debe ser demostrada a partir del conocimiento de otras realidades. Sus «cinco vías» representan estos razonamientos. Estas pruebas no dependen de la fe religiosa, sino de principios filosóficos como el principio de causalidad, que establece que ninguna realidad finita puede explicarse por sí misma.

El pensamiento de Tomás evita el ontologismo, que considera evidente la existencia de Dios, y también el agnosticismo, que niega la capacidad de la razón para probarla. Las vías propuestas son un esfuerzo para demostrar racionalmente la existencia de un ser necesario y supremo, sin depender únicamente de la creencia religiosa.

Metafísica de Tomás de Aquino

Tomás de Aquino, basándose en Aristóteles, introduce nuevas perspectivas a las distinciones clásicas de materia y forma, sustancia y accidente, y potencia y acto. Establece que la esencia, entendida como aquello que el ente es, y el acto de ser (esse) son realidades distintas. La esencia es potencia respecto al acto de ser, que la actualiza y permite que exista como un ente real.

En el nivel sustancial, la materia es potencia con respecto a la forma sustancial, que define la esencia de un ser. Por ejemplo, un ser humano tiene un cuerpo (materia) y un alma (forma sustancial), que juntos conforman su esencia completa. En el nivel accidental, las propiedades adicionales del ser, como «ser filósofo» o «ser ateniense», son accidentes que dependen de actos que los actualizan. Finalmente, en el nivel trascendental, se considera al ente en su totalidad (sustancia y accidentes) como potencia frente al acto de ser, que actualiza la esencia completa del ser y la convierte en un ente real.

Las sustancias inmateriales, como los ángeles o los demonios, carecen de materia y de las características propias de las sustancias materiales. Sin embargo, también poseen esencia y acto de ser. A pesar de su naturaleza distinta, dependen del acto de ser otorgado por Dios, quien es el único ser en el que esencia y acto de ser son idénticos.

Dios, en este sistema, es el «esse subsistens«, es decir, el único ser cuya esencia es idéntica a su existencia. Esto lo hace perfecto, necesario y eterno. Las criaturas, por el contrario, tienen el ser como un «préstamo»; no poseen el ser por esencia, sino que su existencia depende de Dios. Todo lo creado es, por tanto, contingente, mientras que Dios es el único ser necesario.

El acto de ser (esse) es el principio fundamental que actualiza la esencia de cualquier ente, ya sea material o inmaterial. En los seres materiales, este acto está limitado por su esencia, que determina su naturaleza específica. En las sustancias inmateriales, como los ángeles, el acto de ser se identifica directamente con su esencia.

La diferencia entre Dios y las criaturas radica en que en Dios no hay distinción entre esencia y acto de ser, mientras que en las criaturas esta distinción es fundamental. Por ello, la existencia de las criaturas no es necesaria ni autosuficiente, sino que depende enteramente de Dios. Tomás de Aquino concluye que todo lo creado refleja una participación limitada del acto de ser divino, mientras que Dios, como fuente última del ser, es eterno, perfecto e inmutable.

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