4- TIPOLOGIA DEL GOBERNANTE: LOS CONCEPTOS MAQUIAVÉLICOS DE VIRTUD Y FORTUNA –
Maquiavelo le atribuye utilidad a la ciencia política:
Piensa que de ella se puede extraer una técnica del gobierno (= un conjunto de normas sobre la manera correcta de ejercer el poder). – Pero el buen gobernante, además de unos conocimientos técnicos, necesita tener ciertas cualidades. Estas cualidades definen un tipo de hombre. – Maquiavelo, en “El príncipe”, a la vez que proporciona normas técnicas sobre la manera correcta de gobernar, desarrolla una tipología del gobernante.
4.1. La primacía de la voluntad
– La facultad principal de un gobernante es la voluntad. La semejanza entre Ockham y Maquiavelo radica en la primacía de la voluntad, o sea, el voluntarismo. Ockham afirma esta primacía dentro de su concepción de Dios; y Maquiavelo, dentro de su concepción del soberano (o “príncipe”). – La voluntad, en la medida en que su esencia es la libertad, no depende de normas extrínsecas a ella misma. Ockham defiende que Dios, con su voluntad, creó el mundo sin depender de esencias ni de valores absolutos; y Maquiavelo, paralelamente, defiende que el príncipe, con su voluntad, realiza su obra política sin depender tampoco de paradigmas meta-políticos ni de valores morales.
4.2 Los dos factores de la acción: la virtud y la fortuna
– El príncipe posee un poder o capacidad para realizar aquello que su voluntad quiere. Pero este poder no es absoluto (al contrario que el del Dios de Ockham), sino muy limitado: por esto el príncipe, al realizar su obra, tiene que contar con circunstancias ajenas a su voluntad. – Las acciones del príncipe dependen, pues, no solo de sus capacidades (=virtud), sino también de las posibilidades que las circunstancias le brindan (=fortuna)
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A) La virtud 1
– La virtud es el conjunto de rasgos que componen la capacidad personal del príncipe para realizar su obra política. Es la “potencia” del príncipe. “Virtud”, en Maquiavelo, significa, en efecto, poder, poderío o potencia. Un hombre con virtud es un hombre poderoso. No es poderoso porque tenga poder político, sino al revés: puede tener político-y conservarlo- porque es poderoso. – La virtud es una doble capacidad, de construcción y de dominación por la naturaleza propia de la obra política. Esta consiste en construir instituciones eficaces y duraderas, capaces de proporcionar seguridad y bienestar a la comunidad política. Pero, para poder llevar a cabo esta construcción, el príncipe necesita imponer su propia voluntad sobre la voluntad de los demás: tanto de sus súbditos como de sus enemigos. O sea, necesita dominarles. La obra política es una obra cuya realización pasa inexorablemente por el ejercicio de la dominación: por esto el príncipe debe ser un dominador. Si no domina, no puede construir.
2. -De los rasgos que componen la virtud, unos forman la capacidad de dominar; y otros la de construir. – Los que forman la capacidad de dominar:
La fuerza que consiste en la fortaleza física, la salud y la capacidad para el combate. Inteligencia bélica y estratégica, que consiste en la capacidad para organizar a las fuerzas armadas y emplearlas adecuadamente en acciones de guerra o represión. La habilidad, para controlar a los hombres por medio del miedo, utilizando recursos psicológicos como el castigo. – La capacidad de construir está integrada por un rasgo singular: la prudencia: Capacidad racional de elegir, en cada situación, los medios más adecuados para conseguir los fines que se busca. Tiene que ver, por tanto, con la lógica de la relación medios-fines. – Dos factores juegan un papel decisivo en la elección prudencial: El cálculo y la previsión. – El acierto del príncipe depende de cualidades como la sagacidad y la astucia.
B) La fortuna
– El éxito político no sólo depende de la virtud, sino también de la fortuna. – A qué se refiere Maquiavelo con el término “fortuna”, se refiere a las circunstancias, tanto favorables como desfavorables, que, aun siendo ajenas a la voluntad del príncipe, influyen en el resultado de su actividad política. Cuando la fortuna es favorable, le brinda al príncipe oportunidades que, si él sabe aprovechar, le pueden acercar al éxito; por el contrario, cuando es desfavorable, le hace sufrir reveses que, si él no contrarresta, le pueden arrastrar al fracaso. – No hay que confundir fortuna con destino ya que la noción de destino, tal como la misma aparece, por ejemplo, en los mitos griegos, establece que el resultado final de los actos de un hombre se halla totalmente predeterminado.
5- EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE POLÍTICA Y MORAL – Para Maquiavelo, la política se distingue de la moral, tanto por sus razones como por sus fines:- los fines supremos de la política son la utilidad pública, la seguridad y el bienestar de la comunidad. – Por razones políticas y para lograr fines políticos, un gobernante puede utilizar, en ocasiones, procedimientos moralmente condenables. Cuando la utilización de esos procedimientos es racional, los mismos quedan disculpados (aunque no justificados. – En política, la racionalidad y l moralidad son dos cosas distintas. Los procedimientos de un gobernante, según Maquiavelo, deben ser siempre racionales porque si no lo son, entonces el gobernante peca de imprudencia, o sea, comete un error de cálculo o de previsión; y este error puede tener para él y para su estado consecuencias fatales. Pero no se puede pretender que sean siempre morales, porque, a veces, los gobernantes se encuentran en circunstancias en las que, para poder llevar adelante su obra, no tienen más remedio que emplear el mal. Ser bueno y actuar bien cuando las circunstancias exigen el uso del mal es un fallo político que puede acarrear para el estado consecuencias desastrosas.