Método:
Platón. En Platón la dialéctica es el método que proporciona el conocimiento de las Ideas y de su trabazón interna. Se compone de dos fases: una de ascenso a las Ideas o dialéctica ascendente, y otra de descenso de las Ideas o dialéctica descendente. La primera fase consiste en pasar de la particularidad y multiplicidad de las cosas sensibles a la universalidad y unidad de las Ideas de menor universalidad e importancia a la Idea más importante, fundamento de todas ellas. La segunda fase consiste en pasar de la Idea suprema al resto de las Ideas mediante un proceso de división, que es complementario al proceso de conexión o enlace de la primera fase.
Actualidad
La necesidad de seguir un método puede valorarse desde dos campos: el de la ciencia y el de la filosofía. La ciencia no es posible sin la aplicación de un método, que variará según el campo científico de que se trate. En las ciencias formales el método aplicado preferentemente es el método deductivo, que partiendo de unos axiomas o postulados obtiene deductivamente otras verdades que son los teoremas. En las ciencias empíricas el método que se aplica es el método experimental o hipotético-deductivo, que combina razón y experiencia. La razón formula hipótesis y la experiencia permite comprobar los casos deducidos de la hipótesis que se dan en ella. EN las ciencias humanas el método que se usa es el método comprensivo o histórico. En filosofía, con alguna que otra excepción, siempre se ha usado un método, aunque hasta Descartes el método no se ha convertido en un tema de controversia. Podemos decir que no hay un sistema de pensamiento original sin un método específico. Aún más, sin el uso de un método no es posible tratar con cierto rigor las cuestiones filosóficas fundamentales.
En la actualidad los métodos más usuales son el método dialéctico en su versión marxiana, el método fenomenológico y el método analítico. Por otra parte, si abandonamos el nivel teórico y nos fijamos en el práctico, el método adquiere una nueva relevancia. Ya sea para llevar a cabo una empresa, ya sea para dirigir nuestra vida, el método se nos revela como algo necesario. Las organizaciones empresariales no pueden subsistir sin la presencia de un método. La carencia de método les lleva a la ruina. El aumento de la productividad está relacionado con la puesta en práctica de métodos más efectivos de producción de mercancías. La división y organización del trabajo es esencial. Si nos fijamos en nuestra vida personal, el método sirve para damos seguridad, nos facilita la realización de nuestras tareas. Si se quiere llevar una vida ordenada, es necesario seguir un método. El éxito, la consecución de un fin deseado raramente se obtiene al azar. Normalmente se consigue a través de un trabajo perseverante y metódico. La complejidad de la vida contemporánea ha acrecentado la importancia del método. La mayor parte de las cosas que hacemos tienen que estar programadas, incluso algo tan «espontáneo» como las vacaciones. En las actividades recreativas es importante la aplicación de un método, no para el que las disfruta, sino para el que las programa. Es el caso de las vacaciones organizadas, de los programas culturales, etc. Mucho más necesario es el método en las actividades fundamentales de nuestra vida, ya sea el estudio, el trabajo remunerado o la investigación. Sin un método de estudio es difícil aprobar, sin un método de trabajo difícilmente sacaremos rentabilidad, sin un método de investigación es imposible obtener un conocimiento nuevo.
Existencia comparación
Las demostraciones de la existencia de Dios constituyen un rema clásico en la historia de la filosofía. Las demostraciones cartesianas pueden relacionarse de forma positiva con Agustín de Hipona, Anselmo de Canterbury y Tomás de Aql1ino, y de forma negativa con Hume y Kant. Las posiciones de todos estos autores, excepto la de Tomás de Aquino, pueden consultarse en la temática del mismo nombre de este último autor. Tomás de Aquino formula cinco demostraciones, a las que llama «vías», basadas en el análisis de cinco fenómenos distintos de la experiencia: el movimiento, el orden de actuación de las causas eficientes, la contingencia de las cosas, los grados de perfección y el ordenamiento de las cosas. En todas ellas, a excepción de la cuarta (los grados de perfección), se sigue el mismo esquema: a) observación de un hecho de experiencia, b) aplicación del principio de causalidad, c) imposibilidad de un retorno ilimitado en la sucesión de los fenómenos, y d) conclusión:
existencia de Dios, bajo los distintos atributos que nos permiten los fenómenos analizados (Motor Inmóvil, Causa Primera, Ser Necesario, Ser Perfecto e inteligencia Ordenadora). A diferencia del argumento ontológico las vías tomistas son pruebas a posteriori. La vía preferida por Tomás de Aquino es la del movimiento, pero la que ha tenido más influencia es la de la contingencia.
Valoración actualidad
Las demostraciones de la existencia de Dios han caído en desuso. Normalmente se considera que no es posible demostrar la existencia de Dios ni desde la ciencia ni desde la filosofía. La ciencia no puede demostrar la existencia de Dios, porque su propio método se lo impide. En filosofía tampoco existe un argumento válido para demostrar la existencia de Dios, aunque a través de su historia se han dado varias demostraciones. El argumento basado en la causalidad yerra al saltarse la serie ilimitada de causas y suponer una Causa Primera, que es una causa incausada.
El argumento ontológico se equivoca en su punto de partida: la idea de Dios en la mente. Al final demuestra que Dios tiene necesariamente que existir, pero en la mente. Sin embargo, el argumento basado en el orden de las cosas, aunque tampoco es racionalmente concluyente, goza de cien a consideración. Si este mundo es fruto del azar, es realmente sorprendente, pese a todo, el orden y armónía existentes. Es como si una mano divina lo hubiese ordenado. Recientemente, en EE.UU., ha vuelto a resurgir la teoría creacionista, que interpreta la Biblia de forma tradicional, niega la teoría de la evolución de Darwin y está enfrentada al Vaticano. La razón de que la filosofía se haya preocupado por elaborar diversos argumentos sobre la existencia de Dios se encuentra en su búsqueda de un fundamento último de las cosas. Ya ese fundamento le llama Dios. Se trata de un Dios filosófico, bastante abstracto y muy lejos del Dios personal, aquél con el que el creyente mantiene una relación directa, con el que habla y ora, que es el Dios de la mayoría de las religiones existentes. Pese a la invalidez de los argumentos elaborados, lo que sí cabe es justificar la existencia de Dios desde la creencia. Por eso han tenido mayor o menor aceptación en determinadas épocas históricas, porque hasta fechas relativamente recientes la creencia en Dios era una creencia generalizada en la sociedad. Las demostraciones de la existencia de Dios funcionan al revés que otras demostraciones: funcionan o pueden funcionar para el que ya es creyente, dándole así la oportunidad de racionalizar su creencia, de encontrar una coherencia entre las creencias y el conocimiento racional.