El Problema de la Virtud
Naturaleza de la Virtud
La virtud puede definirse como un hábito operativo bueno. Son cualidades estables (hábitos) que perfeccionan las potencias operativas y las disponen a obrar de acuerdo a la naturaleza del hombre. Los vicios, en cambio, disponen a las potencias a malas obras.
Necesidad de la Virtud
Las virtudes son necesarias para perfeccionar la libertad.
A) Virtudes Intelectuales
Perfeccionan la inteligencia práctica. Los hábitos capacitan para obrar bien, pero no aseguran el recto uso de esta facultad. Los hábitos no son virtudes en sí mismos.
B) Virtudes Morales
Aristóteles define la virtud moral como un «hábito electivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, regulado por la recta razón en la forma que lo regularía el hombre rectamente prudente». Aristóteles manifiesta que el acto principal de las virtudes morales es la elección recta, es decir, saber qué hacer para comportarse bien. El acto de la virtud moral es propio de la voluntad (justicia), el apetito concupiscible (templanza) y la tendencia irascible (fortaleza).
C) Modo de Adquirir las Virtudes
Las virtudes y los vicios se adquieren por repetición de actos. Así, disminuyen o aumentan cuando se realizan actos propios o contrarios a la virtud.
D) Propiedades de las Virtudes Morales
Consisten en un término medio, ya que la virtud implica una adecuación a la norma de la razón.
Virtudes Cardinales
La Fortaleza
Es la virtud que regula los actos (pasiones) del apetito irascible, y tiene por objeto el bien arduo y difícil de conseguir. La fortaleza tiene una gran importancia en la vida moral, y es indispensable para cumplir en todo momento la ley moral, pues el bien siempre encuentra resistencia, dentro y fuera del individuo, y requiere esfuerzo hasta el final.
La Templanza
Perfecciona el apetito concupiscible, que se dirige al bien deleitable, moderando los placeres corporales según el orden de la buena razón. Sus partes subjetivas son la abstinencia, que regula lo referente a la comida; la sobriedad, que regula lo referente a la bebida; y la castidad, que modera el apetito del placer sexual.
La templanza tiene la importancia de evitar que el hombre se sumerja por completo en lo material, haciendo posible que el alma quede libre para conocer y amar a Dios. La intemperancia afecta la razón, produce caracteres débiles y egocéntricos, frágiles y retorcidos, y tiende a hacer del hombre un ser inútil (alcohólicos, drogadictos, etc.). La humildad, parte potencial de la templanza, tiene por objeto moderar el apetito desordenado a la propia excelencia.
La Justicia
Su objetivo es el derecho, el *medium rationis*. Es la virtud que inclina a dar a cada uno lo suyo. Sus tres partes subjetivas son:
- Justicia conmutativa: regula las relaciones entre los individuos.
- Justicia legal: regula las relaciones entre los ciudadanos y la autoridad.
- Justicia distributiva: regula las relaciones entre los gobernantes y los ciudadanos.
La Prudencia
Es la virtud que regula el medio. La prudencia indica la justa medida que las demás potencias deben respetar en su actuación. *Recta ratio agibilium*, la recta medida de lo que se ha de obrar. La prudencia es como el motor de las demás virtudes, pues sin ella no se podrían llevar a la práctica, aun teniendo buena voluntad: no basta querer obrar bien, hay que saber y aprender a ser justo, fuerte, templado, etc.
La Voluntariedad
Se refiere al conocimiento de la razón y al consentimiento de la voluntad para realizar determinados actos. Por lo tanto, un acto es humano en la medida en que es conocido y consentido. La voluntad está iluminada por la razón. En todo acto humano debe existir cierto orden:
- El fin que se persigue.
- El medio utilizado.
- La ejecución del acto como tal.
Noción de Ley
Todo ser humano actúa siempre movido por un fin, cumpliendo ciertas reglas que le permiten alcanzarlo. Estas reglas son dictadas por la razón. Los hombres siempre buscamos bienes comunes para el conjunto de la sociedad. Es importante una ordenación racional que organice las operaciones de todas las personas en miras al bien común. Estas normas o leyes son establecidas por la autoridad. Santo Tomás define la ley como «una ordenación de la razón dirigida al bien común, promulgada por quien tiene cuidado de la comunidad».
Tipos de Leyes
La Ley Eterna
San Agustín afirma: «La ley eterna es la razón y la voluntad de Dios que manda conservar el orden natural y prohíbe perturbarlo». La ley eterna es el fundamento moral de toda ley. El fundamento próximo del bien de cada cosa es su propia naturaleza. El fundamento último es la razón y la voluntad de Dios, la ley eterna.
La Ley Moral Natural Humana
Según el Doctor Angélico (Santo Tomás), son los primeros principios del orden moral, los cuales son inmediatamente percibidos por la razón del hombre y captados como su bien específico. La ley natural puede llamarse «participación de la ley eterna en la criatura racional» o «impresión de la ley divina en el hombre».
Fuentes de la Moralidad
Una acción humana puede ser buena o mala, dependiendo de si está conforme a la ley moral. Pero en la práctica puede resultar más difícil determinar la moralidad de un acto concreto, pues un acto podría ser bueno en algunos aspectos y malo en otros. Para enjuiciar rectamente esa conducta es necesario distinguir las tres fuentes de la moralidad, que son el objeto, el fin y las circunstancias, y saber de qué modo se relacionan.
1. El Objeto
Es aquello a lo que tiende la acción por su propia naturaleza, independientemente de las circunstancias que puedan añadírsele. Los actos humanos reciben su especie moral, son normalmente buenos o malos, según su objeto moral. Se llama objeto moral a aquello a lo que la acción tiende de suyo y en lo que termina, considerándolo en su relación con la norma moral. El objeto moral es el objeto inmediato del acto de la voluntad, y otorga al obrar humano su moralidad primera y esencial. Por lo tanto, el objeto moral de una intención depende de su objeto.
2. El Fin
Se entiende por fin del agente el objetivo que este intenta lograr por medio de la acción realizada. Se suele denominar fin del operante. Es lo que hace buena o mala una acción. También puede convertir en mejor o peor una acción, aunque la moralidad esencial de un acto depende de su objeto propio, la moralidad principal recae sobre el fin del agente. Si del objeto moral depende que el acto sea ordenable o no al fin último, de la intención depende que la acción se ordene efectivamente o no a dicho fin.
3. Las Circunstancias
Son aquellos aspectos morales que se presentan como accesorios del aspecto primario (lugar, medios, etc.), es decir, las circunstancias accidentales que modifican la moralidad. En el orden moral, las acciones humanas no toman toda su bondad del objeto moral, sino también de las circunstancias, que son como accidentes que modifican el objeto moral. Los principales tipos de circunstancias que modifican el acto moral son:
- Quién obra: cualidad o condición de la persona que realiza la acción.
- Qué cosa: cualidad y cantidad del objeto.
- Dónde: lugar de la acción.
- Medios empleados: se refiere a los medios lícitos o ilícitos para realizar la acción.
- Cómo: modo moral en que se realiza la acción.
- Cuándo: cantidad y cualidad del tiempo.
- Por qué: motivo por el que se realiza un acto.
La bondad o malicia de un acto humano queda determinada por el fin intentado, el objeto moral elegido y las circunstancias que lo determinan, ya que estos conforman una realidad unitaria. Si todos los elementos son buenos, la acción es buena. Basta que uno de ellos no lo sea para que todo el acto quede afectado.