Wittgenstein: La filosofía como crítica del lenguaje
Su filosofía es un intento de analizar la relación entre el pensamiento y el mundo a través del lenguaje. Para ello, escribe dos obras: “Tractatus logico-philosophicus” e “Investigaciones filosóficas”. Ambas obras son muy diferentes en temática y estilo, hasta el punto de dar lugar a la diferenciación entre un 1er y un 2º Wittgenstein. En el Tractatus se busca un lenguaje lógicamente perfecto, rechazando aquellos lenguajes que carezcan de sentido. Esta obra está escrita en forma proposicional e inspiró al neopositivismo del Círculo de Viena. En las Investigaciones, sin embargo, plantea la posibilidad de diferentes usos lingüísticos, siempre y cuando cada uno respete sus propias reglas. Estas ideas dieron lugar a otra corriente filosófica llamada Filosofía analítica.
A pesar de las diferencias entre ambas obras, existen puntos de conexión. En primer lugar, la importancia que ambas conceden al análisis del lenguaje y, en segundo lugar, el papel que en las dos se le otorga a la filosofía, que en ambas se entiende como una actividad y no como un conjunto de doctrinas teóricas.
El 1er Wittgenstein
En el Tractatus se defiende un atomismo lógico que no fue inventado por Wittgenstein, sino que ya se encuentra en Frege y en Russell. Este atomismo lógico pretende encontrar un isomorfismo, es decir, una idéntica estructura lógica entre lenguaje, pensamiento y realidad, así como elaborar un lenguaje lógicamente perfecto que, además de carecer de las imprecisiones del lenguaje natural, posea referencia.
La teoría referencial del lenguaje
Es defendida en el Tractatus, obra que se estructura del siguiente modo: en primer lugar, nos habla de su concepción ontológica; en segundo lugar, nos habla del lenguaje y la lógica; y, por último, analiza la metafísica, la ética, es decir, todo el ámbito de lo místico. Para Wittgenstein, la realidad es el conjunto de los hechos, tanto de aquellos que realmente han ocurrido como los que son posibles pero no han ocurrido. El mundo es el conjunto de los hechos reales que han ocurrido. El elemento básico del lenguaje es el nombre, que representa un objeto que, a su vez, es el elemento básico de la realidad. Los nombres deben tener referencia. Si los nombres representan objetos, las proposiciones representan hechos. Un hecho es un estado determinado de cosas y las proposiciones que representan estos hechos deben tener sentido, que es la posibilidad de ser verificadas empíricamente o, lo que es lo mismo, que los nombres que compongan dichas proposiciones tengan referencia. Las proposiciones pueden ser simples o compuestas. Las proposiciones compuestas se llaman también funciones de verdad porque su verdad está en función de la de las proposiciones simples. Esta teoría referencial del lenguaje se basa en el isomorfismo o identidad de estructura lógica entre lenguaje, pensamiento y realidad.
El sentido y la verdad de las proposiciones
Podemos definir el sentido como la posibilidad de una proposición de representar un estado de cosas posible. Una proposición con sentido puede ser falsa. La verdad de una proposición se define como la concordancia entre lo que la proposición afirma y lo que acontece. Verdad y sentido son dos cosas diferentes. Una proposición carece de sentido si los términos que la componen carecen de referencia. Una proposición sin sentido, así mismo, una proposición inverificable, por ejemplo, “el alma es inmortal”, es una proposición sin sentido porque no podemos verificarla.
Lo místico
Por místico, Wittgenstein entiende desde la metafísica hasta la ética o la religión, pasando por la pregunta acerca del sentido de la existencia, el valor del mundo o la experiencia artística. Todas las proposiciones de estos saberes carecen de sentido porque no son verificables. La tarea de la filosofía es establecer las condiciones que debe tener un lenguaje lógicamente perfecto, eliminando aquellas proposiciones carentes de sentido. Pero este análisis filosófico también se representará con proposiciones carentes de sentido, por lo que Wittgenstein propone eliminar dicho lenguaje una vez finalizado el análisis, comparándolo con una escalera que se desecha una vez que has subido a donde querías.
El 2º Wittgenstein
Cuando se aleja de la universidad y entra en contacto con el mundo real, va paulatinamente abandonando las tesis del Tractatus. Buscará el análisis del lenguaje ordinario, alejándose de la búsqueda del lenguaje lógicamente perfecto.
El lenguaje como uso
En las “Investigaciones Filosóficas” se centrará en un análisis menos teórico y más pragmático. Sigue interesándole el análisis lingüístico, pero ahora se centrará en el modo como usamos los distintos lenguajes. El lenguaje coloquial es ambiguo y presenta imprecisiones y, por esta razón, es necesario separar los distintos usos lingüísticos que utilizamos. El lenguaje no tiene solo una función representativa, sino que también puede utilizarse para dar órdenes o expresar sentimientos, pero es importante tener en cuenta que cada lenguaje debe tener sus reglas.
Las reglas del uso
El 2º Wittgenstein ve imposible unificar todos los usos lingüísticos bajo unas determinadas reglas. Cada lenguaje tiene su contexto, que es denominado “juego del lenguaje”. Sería un grave error analizar un lenguaje con las reglas de otro diferente. El lenguaje moral es un lenguaje prescriptivo que poco tiene que ver con el lenguaje objetivo de la ciencia.
Las imágenes del mundo
Cada lenguaje representa una forma de vida, sería como una imagen del mundo diferente. Es imposible encontrar un nexo objetivo común a todas estas imágenes del mundo, por lo que es preciso concluir que hay tantas imágenes del mundo como juegos posibles del lenguaje.