Wittgenstein: Filosofía Analítica
La característica más importante de la filosofía del siglo XX es el papel crucial del lenguaje. Más allá de la simple reflexión sobre el lenguaje, se adopta un nuevo enfoque filosófico: abordar los problemas filosóficos a partir de la forma de expresión.
La filosofía analítica presenta las siguientes características:
- Especial atención al lenguaje, aunque los filósofos difieran en su concepción. Algunos sostenían que el estudio del lenguaje permitía esclarecer el pensamiento y la realidad que este representa. El error filosófico radicaba en extraer conclusiones directamente del lenguaje.
- Necesidad de analizar el lenguaje, tarea fundamental de la filosofía para resolver problemas filosóficos.
- Actitud empirista como rasgo común entre los filósofos.
Tractatus Logico-Philosophicus (TLP)
Para Wittgenstein, la mayoría de los problemas filosóficos surgen de una mala comprensión del lenguaje. Para resolverlos, debemos investigar y analizar el lenguaje, delimitando aquel que describe hechos del mundo y aquel que, al no describir nada, es un pseudolenguaje, es decir, proposiciones que carecen de sentido por no ser ni verdaderas ni falsas.
Wittgenstein afirma que el mundo está constituido por hechos atómicos, las relaciones más simples entre las cosas, irreductibles a otras más sencillas. El mundo no lo componen las cosas, sino los hechos, que pueden ser simples o compuestos. Los hechos compuestos dependen de los simples, pero estos son independientes entre sí, por lo que no existen la necesidad ni la causalidad en el mundo.
El Tractatus propone una teoría para comprender cómo el pensamiento y el lenguaje pueden referirse a las cosas del mundo. La idea central es que el lenguaje y el pensamiento tienen sentido porque representan la realidad: «la proposición es una imagen de la realidad». Para entender las proposiciones, es necesario conocer a qué se refieren los nombres que las componen.
Tractatus: Proposiciones
En el primer Wittgenstein, el objetivo es delimitar el lenguaje. El lenguaje se compone de proposiciones, en las que se distingue el significado y su verdad o falsedad.
El significado de una proposición reside en saber qué sucedería en el mundo si fuera verdadera. La proposición describe un hecho como hipótesis; si la experiencia confirma el hecho descrito, la proposición es verdadera; de lo contrario, es falsa. Para Wittgenstein, los hechos no son verdaderos ni falsos, simplemente ocurren o no. Solo las proposiciones pueden ser verdaderas o falsas.
- Las proposiciones de la ciencia natural tienen sentido, ya que se puede verificar su verdad o falsedad. Describen estrictamente el mundo de los hechos.
- Las proposiciones de la lógica, siempre verdaderas, no hablan de la realidad. Son tautologías que no dicen nada sobre el mundo real, simplemente repiten lo que ya está dicho.
- Las proposiciones de la metafísica o la ética clásica son pseudoproposiciones carentes de sentido.
Uso y Juegos del Lenguaje
En su segunda etapa, Wittgenstein abandona la teoría referencialista y sostiene que el significado de un término también se encuentra en su uso dentro del lenguaje.
Con las palabras no solo describimos objetos, sino que realizamos diversas acciones, como exclamar o gesticular. Las palabras no tienen un significado fijo, sino que varía según el contexto. El significado de una palabra puede ser determinado por el propio uso en un contexto específico.
A partir de esto, Wittgenstein introduce la noción de Juego del Lenguaje, refiriéndose a las diversas maneras de utilizar el lenguaje. El lenguaje no es solo una herramienta para la vida, sino una forma de concebir el mundo, una forma de vida. El lenguaje se recrea constantemente, no existe un único lenguaje ni una definición universal. Lo común entre los diversos lenguajes son los juegos que forman una familia de lenguajes.