La Relación entre Mundo y Lenguaje según Wittgenstein
Según Wittgenstein, mundo y lenguaje comparten una misma estructura común o «figura lógica». El lenguaje actúa como un espejo del mundo, reflejando su naturaleza. La realidad solo se comprende a través del lenguaje, porque este es el reflejo de la realidad.
El mundo, por tanto, sería la totalidad de los hechos, y el lenguaje, la totalidad de las proposiciones. Ambos (el mundo y las proposiciones del lenguaje) comparten una estructura lógica común. Realidad, lógica y lenguaje se relacionan entre sí mediante estos tres conceptos fundamentales:
- Hechos atómicos: El mundo está constituido por objetos o cosas, las entidades que percibimos con los sentidos. Un hecho atómico es la combinación o relación de objetos o cosas. Puede ser un hecho simple o complejo, si incluye varios hechos simples.
- La figura lógica: El lenguaje nombra las cosas del mundo; los hechos atómicos se expresan con proposiciones simples, y los hechos complejos, con proposiciones compuestas. De este modo, el lenguaje representa la realidad, la refleja. Este isomorfismo entre lenguaje y realidad es posible gracias a la participación de ambas instancias en una misma figura lógica o estructura común.
- La proposición: El enunciado lingüístico con el que expresamos el pensamiento representa un estado de cosas (un hecho atómico). Si este estado de cosas es real, la proposición es verdadera. El conjunto de todas las proposiciones posibles describiría el mundo. Solo las proposiciones, y no los nombres, son significativas, y muestran la forma lógica de la realidad. Las proposiciones tienen sentido cuando describen lo que acontece en el mundo, por lo que pueden verificarse empíricamente.
El Problema de las Proposiciones sin Sentido
De este planteamiento se deduce que las proposiciones que no describen hechos del mundo empíricamente verificables carecen de sentido. Sin embargo, la mayoría de las proposiciones del lenguaje serían un sinsentido, porque no afirman hechos, sino que intentan hablar *sobre* hechos. Por ejemplo, el discurso mismo de la filosofía analítica no habla de hechos, sino de las relaciones entre proposiciones y hechos. Por tanto, según esta teoría, la filosofía analítica misma no podría ser significativa.
El Neopositivismo del Círculo de Viena
Los filósofos del llamado «Círculo de Viena», que destacaron en la década de 1920, adoptaron una actitud muy radical a partir del planteamiento analítico. Sostuvieron que solo la ciencia habla con legitimidad y sentido acerca de la realidad extralingüística, mientras que la filosofía tiene como única tarea esclarecer, unificar, sistematizar y analizar el lenguaje científico.
La Evolución del Pensamiento de Wittgenstein: El Lenguaje como Forma de Vida
Los Juegos del Lenguaje
A partir de la década de 1930, Wittgenstein reconsidera su postura y propone que la filosofía debe estudiar el lenguaje no solo como un reflejo especular de la realidad, sino desde una perspectiva más amplia, como una actividad y hasta como una «forma de vida». La filosofía del lenguaje debe analizar las características naturales del lenguaje vivo, que integra múltiples «juegos de lenguaje», atendiendo a su uso y al contexto en el que ese uso tiene lugar.
El lenguaje no es sino una forma de conducta entre otras, con pluralidad de funciones: ordenar, describir, informar, hacer conjeturas, contar historias, etc. Cada una de estas funciones puede describirse como un «juego de lenguaje».
La Pluralidad de los Juegos del Lenguaje y el Significado
Las proposiciones son significativas no porque sean «figuras» de la realidad, sino porque son expresiones de estos «juegos de lenguaje». Estos «juegos de lenguaje» son los diversos y variados usos para los que sirve el lenguaje, y manifiestan como característica común un cierto «aire de familia» que los asemeja: se someten a reglas, pero cada cual a las suyas propias.
El significado del lenguaje no debe buscarse en la verificabilidad empírica de lo que se dice, sino en el *uso* que se hace de las palabras. Es el contexto lo que da sentido a las palabras. La mayoría de los errores de comprensión que cometemos provienen de confundir los contextos o de juzgar un contexto por las reglas de otro.
En resumen, para Wittgenstein, el lenguaje consiste en una multitud de «juegos de lenguaje». El lenguaje correcto es aquel que observa el recto uso de las reglas. Por tanto, toda palabra tiene sentido si es empleada en su contexto. El sentido lo dan las reglas de uso, tal como, en el ajedrez, el sentido de cada pieza lo dan las reglas que describen sus movimientos.
Este concepto de «juego de lenguaje» resalta el carácter de pura convencionalidad que tienen los lenguajes. La pluralidad de los «juegos de lenguaje» reduce la coherencia y la objetividad de cada uno de ellos al funcionamiento de sus reglas, a sus operaciones y a sus usos comunes.